domingo, 29 de diciembre de 2013



Cuando empezamos algo sabemos siempre que va a haber un final, lo que pasa es que al inicio de cualquier historia ese final parece demasiado lejano. Puedes ser infiel a muchas cosas, es cierto, pero no a los finales. No te ilusiones demasiado con la vida porque estás en compromiso con la muerte. La vida, sin embargo, está llena de etapas y junto con ellas sus respectivos finales y aunque desde el comienzo de todas ellas sabemos que tan solo serán pasajeras, a la hora de la verdad nos cuesta renunciar. Nos cuesta mirar hacia adelante, nos cuesta no volverlo a intentar, nos cuesta quemar las cartas... nos cuesta olvidar. En momentos como este, en el que algo termina, me pregunto que tipo de recuerdos tendré, si mi mente se inventará algo para que lo recuerde más bonito.
Algunos de esos recuerdos son, como diría Íñigo, como una daga, y ya no es que no quieras desprenderte de ellos, sino que no puedes. Cuando todo pasa piensas que quizá todo fue frío y leve, pero sabemos que no.

Si alguien me lee, me despido.
A lo mejor en otra vida todo sale mejor.

ANDRY.

martes, 5 de noviembre de 2013


El ritmo suena en mis entrañas y ya no pienso nada. Sigo estirada en mi cama esperando encontrarte en mis pensamientos. La música sigue sonando. Me levanto la camiseta y pongo la mano sobre mi piel. Observo como mis rápidos latidos la elevan una y otra vez. La canción vuelve a empezar. Cierro los ojos.


Recuerdo como me sudaban las manos la primera vez que nos vimos y mi corazón latía tan fuerte que me dolía el pecho. Estaba nerviosa, a lo mejor tú también lo estabas, pero los años pasan y ya no somos los mismos.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Una peli graciosa.




I l'Hector diu: jo mai mai he desitjat fer un petó a la Judit. I afegeix: jo mai mai he desitjat que deixés el seu marit. Tothom em mira i ningú beu.

I aquell bar tan matinal se m'ha clavat al cor i ho reconec i faig un glop. I veig que tots riuen de cop però la Judit aixeca el got em mira i diu: jo mai mai no he pensat que seria més feliç al teu costat... I jo em congelo i ella beu.


Barcelona, noche de verano.

jueves, 19 de septiembre de 2013

"Es demasiado tarde para escribir sensato..."


En la oscuridad de la alcoba, embriagada por la música que hace palpitar los altavoces oigo unos pasos detrás de mi espalda, más allá de la entrada de este refugio de alcohol. De la misma forma los pasos, cada vez menos intensos, van cambiado el rumbo hacia mi izquierda, otra vez. Todas las noches la misma historia. Ni mis palabras ni las de nadie producen ya el mínimo efecto.

Cada noche, bajo el cielo, un bloque de pisos que bien podría ser de cualquier otra persona. Segundo piso, una familia un tanto desestructurada. Aunque las lágrimas no salgan a flote el resentimiento la carcome. Él hace su vida, la suya. Pero no hablo de ellos.

La cocina, su refugio. El paladar de los problemas, cuyas soluciones en realidad son agrandarlos todavía más si cabe. Se oyen ruidos, cajones abriéndose más que cerrándose. Golpes en el mármol, crujidos de cuchillos, tintineo de cubertería. De repente pero esperándolo, empieza a venir un olor a carne y tomate fritos, las grasas de la perdición.Una vez más, como siempre. Las bromas y gracietas de su gran actividad en el oficio le han convertido en un animal imparable, capaz de engullir cantidades insólitas para, poco a poco, ser más animal. Cuando alguién te insulte de la peor forma posible y derrames tu primera lágrima quizá podrás cambiar. Cuán equivocada estaba. Cayó tu primera lágrima de sinceridad, después de mi consuelo vinieron unas cientas más. Pero no fue suficiente. Cambiaré, hoy me has enseñado algo, ahora déjame solo, por favor. Si eso te lo hubiera dicho a las doce del mediodía en vez de a las 3 de la mañana, quizá hubieras podido resistirte un día entero. Pero ya no te importa cuánto crezca tu estómago a tus venticuatro años de edad, una pena. Una pena que, por tu poca voluntad, tu peso y tu enfermedad vayan en aumento.

Venticuatro años, 1,90 m, 140 kg.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Quise arder y acabamos siendo cenizas.



 Y dime que se espera después de una tormenta de verano, qué de lo único que se salva el mundo es de nosotros dos.

martes, 10 de septiembre de 2013



Cuando el paseo entre la oscuridad de la noche se alarga solo me siento esclava del paisaje gris. A nadie pertenezco, solo al viento. La música resuena en mis oídos deseosa de que alguien más pueda escucharla. Pero no hay nadie. La noche hace que los hombres vuelvan a sus casas y a mi me incita a salir. Miro el cielo, no hay estrellas en Barcelona… y mis ojos delatan el resentimiento más profundo y sin quererlo, más sincero.

jueves, 29 de agosto de 2013

Pero no, no caerá esa breva



Se analizan las palabras como se analizan las miradas. Da igual de qué manera se hayan transmitido; de forma oral, mediante una carta o un simple correo electrónico. Se analizan de tal forma que a veces sientes que le han dado importancia a algo que no la tenía, como a menudo pasa en lo cotidiano.
Cuando la mente intenta rehacerse de los impulsos del pasado, se agarra a lo que puede, ya sea una palabra burda y fea o un sentimiento puro y demasiado difícil para los tiempos que corren.