lunes, 24 de octubre de 2011

Noche de enero

Sentía que flotaba por la acera, notaba todo rodar a mi alrededor. Sentía que estaba en el cielo, volando por encima de las nubes. Sin embargo había rabia en mi interior, sí, por sentirme tan bien al conseguir lo que hace tiempo que anhelaba en un momento inoportuno.
Los lugares me parecían conocidos pero no me encontraba como siempre, me sentía diferente a la rutina de todas las noches. ¿Sería el cambio de rumbo? ¿O tal vez las imágenes vistas anteriormente? Quizá solamente el momento, su reacción, su mirada... sólo eso, puede que sus manos cuando se deslizaban por mi cuerpo. No. Era más que eso. Eran mis pies. Mis zapatos no pisaban fuertemente el suelo. Él me hacía volar. Sentía que flotaba, sí, nuevamente. Era muy especial.
Parecía un sueño, no parecía ser real… pero sí lo era.
Subimos y bajamos aunque no en la misma descendencia. Y cuando abrí la puerta bajé del cielo. Todo acabó. Ten cuidado. No me acordé de advertirle.
Tan sólo cogí la libreta y retuve las emociones sobre un simple folio en blanco.

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