sábado, 26 de noviembre de 2011

Más.

Diciembre llega y con él, el principio del olvido, ese que se creía olvidado. El calor de las sábanas no puede aliviarme. Lo único que espero es que esto no acabe con polvareda en el baúl de los recuerdos.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Olvido.


 La música se filtra en mis venas y me hace recordar la noche. Estoy sola alrededor de mucha gente. El suelo está mojado y el frío hace que mi piel se torne blanca. El color sangre de mis uñas hace destacar la palidez de mis manos.
 Pese a que mi cuerpo está helado dentro de mí noto un calor familiar. Sé que estás dentro de mí para acompañarme junto a este tiempo tan frío.
 Pero cuando el sol vuelva a salir en este cielo gris, sé que ese calor se marchará y volverá el instenso frío de nuevo.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Calle vacía.


 Todo es tan distinto por la mañana…
 Desciendo por unas escaleras monótonas hasta llegar al mismo asfalto de siempre… el gélido viento me despierta, no hay nadie por aquí. Ahora, estoy en paz con el mundo. Quizá después todo cambie cuando vuelva a caer la noche pero qué importa a estas alturas.
  Camino junto al silencio pues tan sólo se escucha el ruido de mis huellas. Y no quiero volver a soñar con algo mejor, por cada segundo que pasa la noche se acerca… Vivo con el temor de que me enrede en su oscuridad y que no vuelva a salir el sol…
Es todo tan distinto por la mañana…

domingo, 6 de noviembre de 2011

J.


Veo las hojas en el suelo, unas grandes, otras tan diminutas… pero todas mojadas por la intensa lluvia de toda una semana. Los cristales de los coches están empañados por la humedad de Barcelona.
Mi corazón está tan frío cómo el tiempo.

Mis huesos son una estructura de hielo que tengo que mantener firme, pues será la única que siga en pie en todo mi cuerpo y mi ser. Es todo tan frío… me recuerda a añoranza, a sueños por cumplir. 

Me recuerda a falsas promesas. Y a la necesidad del calor humano.
El viento gélido me retira el pelo de la cara y enrojece mi nariz. Pero él está a mi lado, queriéndolo o no. Qué más dan unas palabras de más si no se comparan al amor que siento, ese calor que abrasa mis huesos helados y los funde…
Ya no puedo levantarme, has destruido todos los lazos que mantenían mi cuerpo firme. 
 ¿Querías mi vulnerabilidad? Yacía a tus pies desde antes de conocerte.