martes, 21 de mayo de 2013

Pero ya lo sabes



Las historias vuelan arrastradas por el viento, y por el tiempo y a veces, cuanto más pretendemos que perduren antes acaban. Suele ser trágico o indiferente, dependiendo del elemento que las arrastre. Las arrastradas por el viento son prematuras, a ciegas, débiles, engaños. Vivir por vivir, amar por amar. Las arrastradas por el tiempo hieren más. Son las que empiezan como un juego, las que siguen sin pensar en que la cosa se vuelve seria y acaban siendo imperturbables. Excepto por el tiempo. Estas historias tienen un punto débil menos visible pero más fuerte. Lo que empieza en juego acaba en pasión, en algo ardiente. Y lo que arde se acaba quemando. Y esas historias son peligrosas. El peligro nos asusta y es cierto que acabamos engañándonos, pero la historia es bien real. La historia es incapaz de olvidarse, es eterna y no sirve de nada intentar dejarla atrás porque no se puede. Es una historia formada por dos almas que se unen y forman una sola. Cuando intentas creer que la historia no debe seguir pero que sin embargo sigue, no hay otro remedio que dejar actuar el tiempo. Que todo lo deja atrás. Pero la historia ya tiene su esencia y no se desvanecerá, sino que perdurará en el aire, en la música, en los libros, en el humo de tabaco, en el alcohol y en los recuerdos y sin que te des cuenta, cuando estés pensando en su “olvido” ella volverá a ti para existir de nuevo.