martes, 5 de noviembre de 2013


El ritmo suena en mis entrañas y ya no pienso nada. Sigo estirada en mi cama esperando encontrarte en mis pensamientos. La música sigue sonando. Me levanto la camiseta y pongo la mano sobre mi piel. Observo como mis rápidos latidos la elevan una y otra vez. La canción vuelve a empezar. Cierro los ojos.


Recuerdo como me sudaban las manos la primera vez que nos vimos y mi corazón latía tan fuerte que me dolía el pecho. Estaba nerviosa, a lo mejor tú también lo estabas, pero los años pasan y ya no somos los mismos.