El ritmo suena en mis entrañas y ya no pienso nada. Sigo estirada en mi cama esperando encontrarte en mis pensamientos. La música sigue sonando. Me levanto la camiseta y pongo la mano sobre mi piel. Observo como mis rápidos latidos la elevan una y otra vez. La canción vuelve a empezar. Cierro los ojos.
Recuerdo como me sudaban las manos la
primera vez que nos vimos y mi corazón latía tan fuerte que me
dolía el pecho. Estaba nerviosa, a lo mejor tú también lo estabas,
pero los años pasan y ya no somos los mismos.