Pero no, no caerá esa breva
Se analizan las palabras como se analizan las miradas. Da igual de qué manera se hayan transmitido; de forma oral, mediante una carta o un simple correo electrónico. Se analizan de tal forma que a veces sientes que le han dado importancia a algo que no la tenía, como a menudo pasa en lo cotidiano.
Cuando la mente intenta rehacerse de los impulsos del pasado, se agarra a lo que puede, ya sea una palabra burda y fea o un sentimiento puro y demasiado difícil para los tiempos que corren.