Su color azul verdoso
se resbalaba entre mis dedos, deslizándose hasta llegar a su fin, dónde la gota
de color caía sin piedad impulsada por esa gravedad que no entiendo.
Siguió su trayecto,
paso a paso, sin despistarse ni un segundo, la verdad es que tampoco había
mucho que recorrer. Por cada lugar donde pasaba, dejaba la marca de su color manchándome.
A cada paso dejaba
una huella marcada en mi piel, sólo con el tiempo se irá -pensé-
Pero... ¿y si no se
va? ¿A caso ese día fue importante en mi vida? si tan sólo me manché las manos
con colorante azul...
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